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LA INDIA ARIA
Los habitantes de la India mantienen en la actualidad unas creencias que se desarrollaron durante milenios antes de la era actual, en una civilización brillante que se desarrolló en el valle del Indo, hace más de 10.000 años.
Cinco de los seis grandes grupos étnicos que constituyen la población india en la actualidad parece que ya estaban instalados en aquel entonces. Posiblemente, los primeros fueron los negritos, seguidos por los protoaustraloides (tipo pigmeo, negroide, procedentes de polinesia – edad de piedra); los pueblos mediterráneos, actualmente asociados sobre todo con la cultura dravídica (3.500 – 2.500 a. C), los mongoloides de los márgenes septentrionales y nororientales, y por último, los braquicéfalos occidentales. Sus asentamientos evolucionaron y crecieron en complejidad y hacia finales del IV milenio a. C. estaban diseminados por el Sind, Rajasthan y Beluchistán, y ya empezaron a desarrollar una forma de vida urbana.
Estos progresos permitieron el desarrollo de la primera de las grandes civilizaciones indias; la civilización del Indo-Sarasvati. Ésta se extendió a partir de sus ciudades más importantes, Mohenjo-Daro, en el Sind y Harappa en el Pendjab, hasta cubrir casi 1.300.000 km2 de territorio y sobrevivir cerca de un milenio. La mayoría de los 150 emplazamientos de esta cultura de la edad del Bronce se hallan en la actual Pakistán.
No había nada primitivo en esta civilización del Indo-Sarasvati, que llevaba el nombre de los dos grandes ríos que una vez fluyeron por el norte de la India, hoy en día sólo el río Indo fluye a través de Pakistán.
La civilización del Indo-Sarasvati desapareció sin dejar huellas, hasta que en 1925 las excavaciones llevadas a cabo por Daya Ram Shani, en Harappa (Pendjab) y Rakhal Das Banerji, en Mohenjo-Daro (Sindh), revelaron sus tesoros.
En un principio se creía que su desaparición estaba relacionada con una invasión llevada a cabo por los arios (sánscrito, arya “noble” o “libre”), pueblos que presentaban entre sí semejanzas en sus creencias religiosas, costumbres, lenguas, etc., emparentados con otros que por la misma época se difundían por Europa y en Asia desde Iberia hasta Siberia, los cuales serían los futuros árabes, así como en África los futuros bereberes, entre otros.
Pueblos con una procedencia desconocida en las fuentes oficiales y cuyo país de origen no estaba determinado con seguridad, aunque algunos investigadores señalaron las estepas del sur de Rusia como origen en una imagen totalmente distorsionada:
“Proceden de las tierras meridionales rusas o quizá del sur de Siberia occidental, donde han convivido con sus hermanos de raza indoeuropeo; celtas, itálicos, griegos, hititas, medos, persas. Poco antes del 2000 a.C. Han atravesado el Caucaso y han convivido algún tiempo en los Montes Zagros con los medos y persas, con los que evidencian importante parentesco lingüístico y religioso. Hacia 1.800 inician su penetración en el valle del Indo, donde parecen ser los destructores de Mohenjo-Daro, Harappa, Rana Ghundai, Kulli, Jhunkar, Chanhu-Daro. Hacia el 1.500 parece que habían rematado la ocupación del pendjab. Entonces empieza la redacción de sus más antiguos textos religiosos Vedas” (Manual de Historia Universal, Najera).
Hoy en día se sabe que esto es completamente diferente de la historia de la antigua India. Se está llegando a la conclusión de que nunca hubo una invasión aria, sino que era el propio pueblo ario el que habitaba esas tierras, y que la decadencia de las ciudades del Indo-Sarasvati se debió a una gran catástrofe ocurrida a nivel global que provoco grandes inundaciones, cambios dramáticos en el clima, así como en variaciones en el terreno y el curso de los ríos. En este caso en particular, se produjo la desecación de lo que fue el río más grande de la India, el Sarasvati.
Este era el río más famoso del Rig-Veda, que es el texto más antiguo conocido, el cual fue transmitido de boca en boca durante cientos de generaciones anteriores hasta que fue transcrito siglos más tarde, con lo que poco quedo de sus enseñanzas originales, muy corrompido y manipulado ya desde el periodo védico.
El pueblo Indo-Sarasvati eran una nación marítima que exportó una gran variedad de productos a Mesopotamia y otras partes del Medio Oriente y África.
Los indoarios habitaban en aldeas dispersas y separadas, agrupados en tribus. La población urbana disfrutó de edificios de planta cuadrada de varios pisos, todos de las mismas dimensiones, así mismo tenían agua corriente fría y caliente, un sistema de aguas residuales sin paralelo en el mundo antiguo hasta el imperio romano, baños públicos, ladrillos horneados y estandarizados para la construcción.
No tenían templos ni divisiones sociales, con un dirigente que compartía el gobierno de su tribu con un consejo o asamblea.
Poseían una rica cultura dejando innumerables figuritas de cerámica, así como sellos y amuletos llenos de simbolismo (toros, tigres, unicornios, estrellas de ocho puntas, lunas, etc.).