Para empezar este proceso de conciencia de la respiración, estírate sobre el suelo en la posición de cadáver (savasana), relájate y observa el movimiento de tu respiración. Deja que las manos descansen a ambos lados del cuerpo, separa las piernas lo suficiente como para que se relaje especialmente la parte inferior de la espalda.
- Empieza por observar tu propio patrón natural de respiración.
- Procura que la atención se centre en notar cómo el aire entra por los orificios nasales.
- Fíjate en cómo se expanden cuando estás inspirando y en cómo se sueltan cuando estás espirando.
- Fíjate en el ritmo y en las fases de la respiración y en el contraste entre inspiración y espiración en términos de fase y esfuerzo.
- Tu patrón de respiración puede variar en diferentes momentos del día. También puede cambiar en función del estado de ánimo, de la actividad previa o de los pensamientos que tengas en un determinado momento. Muchos factores contribuyen a estos cambios a medida que te vayas relajando y observando simplemente.
- Siente los espacios interiores a medida que la respiración va entrando en la cabeza y empieza tu viaje interior, bajando por la tráquea hasta llegar dentro de los pulmones. Nota dónde sientes los movimientos naturales de la respiración. Al sentirlo ¿te cuesta trabajo o no? ¿Notas una zona específica que reciba la respiración más que otras zonas? ¿Puedes distinguir una temperatura diferente entre la inspiración y la espiración a medida que el aire se va moviendo a través de los orificios nasales?
- Deja que tu conciencia se centre ahora en la zona del abdomen y permite que se expanda moderadamente durante la inspiración. Ahora permite que la zona se contraiga y se hunda hacia dentro durante la espiración. Si esto se diferencia de tu modo normal de respirar, coloca las manos sobre la parte inferior del abdomen y presiona suavemente los músculos del abdomen en el momento de la espiración. Esta conciencia de la respiración tiene el propósito de concentrar tu atención y tonificar los músculos abdominales. Aunque el esfuerzo es suave, a medida que va pasando el tiempo se irán tonificando los abdominales con tus movimientos ondulatorios.